Signos otoñales en agosto

Normalmente en la segunda quincena de agosto suelen aparecer algunas señales de un otoño incipiente que llama a la puerta. Y esto puede ocurrir en los últimos días del mes de agosto de 2017.  

Otoño
A finales de agosto las hojas empiezan a cambiar de color en las sierras del extremo norte peninsular.

Algunos comienzan a mirar con esperanza la llegada de situaciones atmosféricas que lleven asociadas temperaturas más frescas, después de un verano muy largo que arrancó allá por el inicio de junio con muchísimo calor, o las ansiadas lluvias, para que palíen parte de la gran sequía que sufren ciertas zonas de la Península desde hace tiempo.

Después de un junio y julio de récords térmicos en máximas y mínimas, ausencia de lluvias y de sequía pertinaz, muchos miran con esperanza la llegada de una DANA que pueda traer un alivio deseado por muchos. Pero sí, aún quedará verano para aquellos que estén disfrutando de sus vacaciones.

En la segunda quincena de agosto la corriente en chorro puede orientarse de norte a sur en nuestras latitudes y acercar a alguna borrasca, DANA, o vaguada en altura que traiga un cambio de tiempo y nos haga recordar que el verano ha pasado con holgura de su periodo más cálido. Además, el Sol ya está, poco a poco, en retirada, las noches se alargan y el calentamiento solar disminuye.

El chorro polar se ondula

En determinados momentos el chorro polar, gran rector de nuestro tiempo atmosférico y que suele emigrar a latitudes más altas en verano, suele ondularse e intensificarse, dejando su flujo aéreo orientado de oeste a este con ondulaciones. Alguno de sus ramales descendentes puede afectar a España durante varios días. Este hecho se da a menudo con el cambio de estación o incluso antes. Por dicho motivo, sistemas atmosféricos de latitudes medias bajan hacia zonas peninsulares trayendo lluvias y un cambio de tiempo que suele durar varios días.

Más adelante en el calendario, la circulación polar irá bajando de latitud y las posibles ondulaciones nos podrán afectar con mayor insistencia. En estas fechas también se dan entradas desde el sur de ondas subtropicales de niveles altos que arrancan desde la zona del Sahel y llegan hasta Marruecos y Canarias. En determinadas condiciones éstas son captadas por las entradas polares sobre la Península y Baleares, generando un tiempo convectivo difícil de predecir. ¡Algo se está “cociendo”!

Heladas y nieve en picos elevados

Los calores veraniegos comienzan a disminuir mientras que agosto progresa, y al final del mes las temperaturas empiezan a refrescar en algunas áreas peninsulares. El mar atenúa los cambios térmicos en las zonas costeras.

Dependiendo del sistema atmosférico asociado al jet polar, las temperaturas pueden bajar hasta los 0ºC e incluso por debajo. Este hecho ya ha ocurrido en este mes de agosto de 2017, donde puntos de Soria, Zamora, Lérida y otras zonas de la meseta norte tuvieron temperaturas mínimas negativas. Así entre el 9 y 11 de agosto de 2017, se registraron heladas en zonas alejadas de la alta montaña: en Sanabria (Zamora), a 935 metros de altura, el termómetro llegó hasta la marca -1.9ºC, fue la mínima más baja del país.

La nieve también hizo acto de presencia en puntos elevados del Pirineo de forma fugaz. Estos hechos suelen aparecer también a finales de mes, desde el punto de vista climatológico.

En estas fechas tan tempranas las heladas débiles no son eventos normales y en muchas áreas hay que esperar hasta mediados-finales de septiembre para observar ya temperaturas frías algo más generalizadas.

Nieve en las montañas

La nieve se convierte en una ocurrencia bastante típica a finales de este mes en los picos más altos del Pirineo o de la Cordillera Cantábrica. En estas semanas, con los fuertes calores de junio y julio, la nieve casi ha desaparecido. Sólo quedan parches sueltos difíciles de ver desde el satélite y, de momento, no parece que se vayan a producir nevadas significativas en los próximos días.

Las hojas comienzan a cambiar el color

Una de las mayores y significativas señales otoñales, que muchos esperan, es el cambio de color en las hojas. Este proceso empieza en respuesta a las temperaturas más frías y las noches más largas. Sin embargo, las condiciones climáticas, como la sequía, pueden llevar a las hojas a cambiar de color y caer de forma temprana. Este puede ser el caso en algunas regiones peninsulares. Las plantas han sufrido un estrés de agua muy acusado por la ausencia de precipitaciones.

En la mayoría de los años el pico del follaje de otoño no comienza hasta finales de septiembre y primeros de octubre, pero dependiendo de las condiciones climáticas y de la ubicación de algunas hojas pueden comenzar a cambiar los colores arbóreos tan pronto como a finales de agosto. Un período prolongado de temperaturas inusualmente frías a mediados o a finales de agosto puede dar lugar a que algunas hojas cambien de color muy temprano. No será el caso de este año, salvo por la sequía mencionada.

En general, algunas de las elevaciones más altas como en el Pirineo o Cordillera Cantábrica empiezan a mostrar signos tempranos de hojas de colores otoñales a finales de agosto, pero se tendrá que esperar hasta bien entrado septiembre para un follaje máximo otoñal en estas áreas.

Queda aún verano, pero las débiles señales otoñales de finales de agosto ya se hacen patentes. Veremos qué nos depara la DANA de este final de agosto de 2017, y si nos trae señales otoñales en verano.