Una consecuencia inesperada del cambio climático

Estamos listos para asumir que las temperaturas van a seguir creciendo, que cada vez habrá más fenómenos extremos o que el nivel del mar va a continuar subiendo pero, ¿y si descubriésemos que una de las consecuencias del cambio climático vulnera directamente nuestro nacimiento?

Menos nacimientos de hombres
El cambio climático dificultará la gestación de fetos masculinos.

Cuando por fin estábamos listos para asumir las consecuencias más destacadas del cambio climático, como la continua subida de temperaturas o del nivel del mar, ahora toca darse de bruces con una nueva realidad de lo más sorprendente: habrá menos nacimientos de hombres.

Investigadores japoneses han descubierto una clara correlación entre la temperatura y una mayor tasa de nacimiento de mujeres en relación a los de hombres. En concreto, encontraron un vínculo entre estrés climático y un mayor número de abortos involuntarios masculinos.

Los fetos masculinos son más vulnerables al estrés climático 

El estudio, realizado en Japón, comparó las temperaturas anuales desde 1968 hasta 2012 con las tasas de nacimiento, revelando una conexión entre alteraciones de temperatura y muerte de fetos de varones.

Anomalías tanto positivas (como el caluroso verano de 2010) como negativas (como el invierno extremadamente frío de 2011) en el archipiélago confirmaron su hipótesis al correlacionarse con un mayor número de muertes involuntarias de fetos masculinos. Por el contrario, los fetos femeninos llegaban a término demostrando ser más resilientes.

Concluyeron, por tanto, que en los embarazos de fetos de varones parece ser más vulnerable al estrés, un estrés en el que se incluye, entre otros, el factor térmico.

Otras especies presentan el mismo comportamiento 

Lo que pudiera parecer una peculiaridad o rareza humana demuestra no serlo tanto; al investigar este comportamiento en otras especies del reino animal se obtuvieron resultados similares.

Este es el caso, por ejemplo, de las tortugas pintadas cuyo sexo está determinado por la temperatura ambiente. Un clima más fresco favorece bebés varones y uno más cálido conlleva más hembras. Se descubrió que una subida de tan solo 1,1º centígrados podría generar nidos exclusivamente femeninos. Esto pone en riesgo la supervivencia de la especie, especialmente si tenemos en cuenta los umbrales de subida de temperatura que manejamos en los distintos escenarios propuestos de cambio climático.

Con toda esta información no puedo evitar recordar a James Lovelock y su famosa hipótesis de Gaia; en ella se explica cómo nuestro planeta trata de favorecer aquellas configuraciones que son buenas para la vida. ¿Quizás la Tierra considera que le va a ir mejor en el futuro con más mujeres?