La ciencia está intentando replicar su superpoder: el anfibio mexicano que regenera su cerebro y corazón

Los científicos estudian a este animal para entender los mecanismos moleculares y celulares que permiten esta proeza, con la esperanza de aplicar ese conocimiento a la medicina regenerativa humana.

El ajolote es una salamandra del género ambystoma, que permanece todo el tiempo dentro del agua.
El ajolote es una salamandra del género ambystoma, que permanece todo el tiempo dentro del agua.

El ajolote, también llamado salamandra mexicana, es estudiado no solo en México sino en todo el mundo por su capacidad de regeneración. Esta especie originaria de la Ciudad de México puede regenerar casi cualquier parte del cuerpo, incluyendo el cerebro, el corazón, la mandíbula, las extremidades, los pulmones, los ovarios, la médula espinal, la piel y la cola.

Investigadoras de la UNAM estudian las condiciones de reproducción de esta especie en peligro de extinción para luchar por mantener la especie, ya que en la actualidad es objeto de múltiples análisis médicos biológicos debido a su capacidad para regenerar partes de su cuerpo que sufren daños.

Hay estudios con Ambystoma mexicanum, el ajolote, sobre la rehabilitación de la retina, de la médula espinal, de heridas sin dejar cicatriz. Por ejemplo, se ha visto que si tienen una herida en el corazón, se regenera sin dejar cicatriz y el corazón sigue funcionando normalmente.

Por esa extraordinaria capacidad de reconstitución, el ajolote representa para los investigadores un excelente modelo para entender los mecanismos celulares, fisiológicos y moleculares que llevan a la reposición de extremidades, órganos como el corazón y cerebro, o células altamente especializadas como las neuronas.

En México existen 17 variedades de ambystoma, como el ajolote y achoque, salamandras.
En México existen 17 variedades de ambystoma, como el ajolote y achoque, salamandras.

Se ha observado, por ejemplo, que si estos animales pierden una extremidad, son capaces de regenerarse en cuestión de semanas, con todos sus huesos, músculos y nervios en su lugar. Y por si esto fuera poco, este anfibio, que se encuentra en peligro de extinción en su hábitat natural, cuenta con una relativa facilidad para reproducirse.

Amenazas del ajolote

Las principales amenazas para el ajolote son sin duda, la depredación humana, la contaminación de su hábitat en los canales de Xochimilco y humedales de Chalco, Texcoco y Zumpango, así como los cambios de temperatura al registrar más grados ya que su desarrollo se da en ambientes relativamente fríos, alrededor de los 15 grados, y el aumento en la temperatura impide que se desarrollan los embriones.

Otra especie se ubica en el Lago de Pátzcuaro, en Michoacán, donde es conocido como Achoque (ambystoma dumerilii). Es endémico de esta región y, desde tiempos prehispánicos, ha sido fuente de alimento por su alto contenido energético y utilizado en tratamientos de enfermedades respiratorias.

En la actualidad también se realizan investigaciones enfocadas en una alimentación más adecuada para asegurar la supervivencia de esta salamandra, lo que favorecerá en etapas tempranas y un mayor tiempo de vida.

Pero este lago ha sido impactado por diversas actividades y, en consecuencia, ha disminuido drásticamente la población de este anfibio. Esta situación ha colocado al Achoque en la lista de especies en riesgo y en la categoría de sujetas a protección especial, de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010.

En México existen 17 variedades de ambystoma, como el ajolote y achoque, salamandras que permanecen todo el tiempo dentro del agua y conservan sus características larvarias durante su vida adulta. Es de sangre fría y respira a través de branquias, pulmones, de manera bucofaríngea y dérmica, y tiene una alta capacidad regenerativa.

Los científicos estudian al ajolote para entender los mecanismos moleculares y celulares que permiten esta proeza, con la esperanza de aplicar ese conocimiento a la medicina regenerativa humana.

Cuenta con la capacidad de reproducirse a partir del año de vida, que es cuando alcanza la madurez sexual. Su importancia también radica en su apoyo para controlar a las poblaciones de insectos y crustáceos, al ser un carnívoro depredador, y un indicador de la condición del ambiente.

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