¿Cómo surgen los oasis en los desiertos?

Los desiertos siempre han sido considerados lugares inhóspitos, donde la falta de agua y las escasas o nulas precipitaciones dificultan mucho la vida, tanto de las plantas como de los animales. Sin embargo, en todos los desiertos del mundo, especialmente en los más inhóspitos, como el Sahara, hay zonas donde el agua, acumulada en grandes capas subterráneas, consigue fluir a la superficie, dando lugar a los famosos oasis.

Son precisamente estos lugares los que hacen que el desierto vuelva a florecer, donde la vida permanecería cerrada a todas las especies vivientes existentes. Luego hay otros oasis que se crean gracias a la capacidad de identificar acuíferos que no logran fluir a la superficie y, a través de pozos profundos, la mecánica llega donde la naturaleza lucha por emerger.

¿Qué sucede en las raras ocasiones en las que la lluvia cae en el desierto?

El agua de lluvia que cae en el desierto encuentra capas profundas de arena y piedra permeables y se precipita más profundamente, hasta encontrar una capa impermeable de roca.

Sobre estas rocas se crean capas freáticas, capas de suelo impregnadas de agua. El agua puede fluir espontáneamente si el suelo encuentra una depresión, es decir, una diferencia de altura que permite que el agua emerja. En este caso se forma una fuente espontánea hasta la superficie.

La mayoría de los oasis que encontramos en el desierto están formados por estas características geológicas, que permiten que el agua salga del suelo.

Cultivos en el desierto

Los oasis son muy importantes para el desierto. Esto se debe a que la presencia de agua permite la vida humana y el cultivo para la subsistencia de la población y de los nómadas que cruzan el desierto con caravanas comerciales y animales.

Los cultivos en los oasis están organizados en capas. Siempre se empieza plantando árboles altos, como palmeras datileras, que permiten dar sombra al suelo subyacente sobre el que se plantan los árboles frutales de tronco bajo intercalados. Finalmente, se plantan hortalizas y cereales que quedan protegidos de la fuerza de los rayos del Sol por las capas de follaje superiores.

En los oasis se cultivan así dátiles, naranjas, albaricoques, higos, olivos, granadas, pimientos, tomates, berenjenas, calabacines y cereales.

Refugios contra el viento y las tormentas de arena

Los oasis, creados por el flujo de un manantial o por la construcción de pozos, deben ser preservados continuamente del poder del viento y de las tormentas de arena, como los llamados "Haboobs", que podrían destruirlos en un solo día, con daños enormes.

En el desierto, estos fenómenos meteorológicos, en determinadas estaciones del año, especialmente en primavera, pueden ser particularmente peligrosos, hasta el punto de que van acompañados de rachas de viento capaces de superar fácilmente el umbral de los 100 km/h. Precisamente por ello deben ser monitoreados continuamente y requieren atención y mantenimiento constante, ante posibles tormentas de polvo o arena.

La importancia de los oasis para las poblaciones locales

Al ser contenedores de agua, en medio del desierto, muchas veces la gente se detiene para vivir en estos rincones del paraíso y cultivar. Gracias a las plantas de hojas altas, la plantación y la cosecha están protegidas del Sol y pueden crecer.

Un oasis es un pequeño ecosistema autosuficiente dentro de un ecosistema más grande de diferente naturaleza. Hay personas que aman los desiertos, se sienten atraídas por ellos y se lanzan a explorarlos.

Los oasis en el desierto siempre han sido un punto de referencia, de considerable importancia, para las caravanas de mercancías y de comercio que atraviesan estas zonas inaccesibles. Generalmente estas caravanas tienen que viajar de oasis en oasis para asegurarse el suministro de agua y alimentos.