Video: una colosal tormenta de arena se ‘traga’ parte de la provincia china de Gansu

Una gigantesca tormenta de arena ha oscurecido el cielo de Gansu, China, en un fenómeno que es cada vez más recurrente en la región. Las imágenes muestran una escena apocalíptica, con nubes doradas y sofocantes sepultando todo a su paso.

La provincia de Gansu, en el noroeste de China, se ha convertido en escenario de un fenómeno natural tan impresionante como aterrador: una colosal tormenta de arena que ha ‘engullido’ parte de su territorio mediante una nube densa y anaranjada que han dejado imágenes verdaderamente apocalípticas.

Las primeras ráfagas comenzaron cuando el viento levantó montañas de polvo del cercano desierto de Gobi. En cuestión de minutos, la visibilidad se redujo a unos pocos metros, lo que obligó a detener el tráfico en las carreteras afectadas.

Templo junto al oasis del Lago Yueyaquan, situado en el desierto de Gobi, China, cerca de Dunhuang.

Los videos compartidos en redes sociales muestran paredes de arena de hasta cien metros de altura avanzando como un tsunami terrestre, envolviendo edificios y oscureciendo el horizonte hasta sumergirlo en una completa penumbra.

Un fenómeno cada vez más frecuente en la región

Los expertos explican que este fenómeno no es del todo nuevo en la región, pero lo que sí ha sorprendido ha sido su enorme magnitud.

Según la Administración Meteorológica de China, se trata de una de las tormentas de arena más intensas registradas en la última década, producto de la desertificación creciente y los cambios extremos en los patrones climáticos.

Por eso, Gansu no solo se enfrenta a un evento puntual, sino, sobre todo, a un desafío ambiental de primer orden y a largo plazo. Y es que la combinación de sequías, deforestación y la inadecuada explotación del suelo puede volver a provocar eventos similares a este cada vez con más frecuencia.

Un recordatorio de nuestra vulnerabilidad

Las imágenes, que están dando la vuelta al mundo, han generado un impacto mediático inmediato y están sirviendo como un brutal recordatorio de la vulnerabilidad humana frente a la fuerza descomunal de la naturaleza.

Los efectos más inmediatos de este tipo de tormentas, que empeoran dramáticamente la calidad del aire, un componente esencial de la salud pública, se manifiestan en concentraciones de partículas PM2.5 y PM10 que se salen de las tablas y resultan altamente nocivas para niños, ancianos y personas con patologías respiratorias previas.

La situación es tan preocupante en China que hay ciudades, como Pekín, su enorme capital, que cuentan con un sistema de alarmas para alertar rápidamente a la población cuando la neblina de polvo amenaza la salud de sus habitantes.

Por ahora, miles de afectados esperan a que los vientos amainen y la densa nube de polvo se disipe, mientras el mundo observa con asombro cómo la naturaleza puede transformar drásticamente el paisaje en cuestión de minutos.