¿Por qué los bancos de niebla suelen ser más densos por la mañana?, ¿cuándo suele escampar?

La niebla es un fenómeno común de los meses más fríos. Los bancos densos velan el cielo al amanecer, a veces se disipan, a veces se mantienen... ¿Por qué? Aquí lo contamos.

Las nieblas matinales reducen la visibilidad de forma notable.

Los bancos de niebla se vuelven un fenómeno frecuente en muchas zonas de España durante el final del otoño y el inicio del invierno climatológico. Las noches más largas, el aire frío y la estabilidad atmosférica favorecen su formación, especialmente en valles y llanuras. Por eso, no es extraño que estos días amanezcan con paisajes velados y visibilidad reducida, un escenario típico de esta época del año.

En esta época del año, los amaneceres suelen aparecer velados por bancos de niebla que reducen la visibilidad y dan al paisaje un aspecto invernal. A menudo, estas formaciones se muestran especialmente densas a primeras horas, para después ir disipándose conforme avanza el día.

Pero, ¿qué hace que la niebla sea más compacta al amanecer y cuándo suele escampar del todo? Estas cuestiones ayudan a entender mejor la evolución de este fenómeno tan típico de los meses fríos.

Los bancos densos son al amanecer

La niebla es un fenómeno atmosférico que se forma cuando el aire cercano al suelo alcanza la saturación y el vapor de agua se condensa en múltiples gotitas microscópicas que quedan suspendidas en el aire.

¿Qué es la saturación? Es el punto en el que el aire alcanza el 100% de humedad y ya no puede contener más vapor de agua a esa temperatura. A partir de ahí, el exceso se condensa y se forman gotitas, luego la bruma y posteriormente, la niebla.

Esta concentración de gotas reduce la visibilidad y genera una capa blanquecina que puede variar en extensión y espesor.

Su aparición está estrechamente ligada al equilibrio entre temperatura, humedad y estabilidad atmosférica, de modo que basta un ligero enfriamiento del aire para que se produzca la condensación y dé comienzo a este fenómeno tan característico de los meses fríos.

Los bancos de niebla comienzan a disiparse a medida que las temperaturas son mayores.

Existen varios mecanismos de formación de niebla, pero dos destacan especialmente: la niebla de radiación, propia de las noches frías y en calma, y la niebla de advección, ligada al desplazamiento de aire húmedo sobre superficies frías.

En esta época del año domina la primera, favorecida por las largas noches invernales y las inversiones térmicas matinales. Por ello, los bancos de niebla suelen mostrarse más densos a primeras horas.

Es en ese momento cuando el suelo y el aire cercano alcanzan su temperatura mínima, la humedad relativa toca la saturación máxima y cualquier ligero enfriamiento adicional se traduce en más condensación.

A esto se suma la inversión térmica matinal, que actúa como una tapa e impide que la niebla se mezcle o disperse, permitiendo que alcance su mayor espesor justo en torno al amanecer.

El momento en el que la niebla comienza a escampar

La niebla comienza a escampar cuando el sol empieza a calentar la superficie y el aire cercano al suelo aumenta ligeramente su temperatura.

Ese calentamiento rompe progresivamente la inversión térmica que mantenía la niebla atrapada, favorece la mezcla vertical del aire y reduce la humedad relativa.

A partir de ese momento, las gotitas empiezan a evaporarse y la visibilidad mejora. Este proceso suele iniciarse entre media mañana y el mediodía, aunque puede retrasarse si la niebla es muy espesa, si el sol queda filtrado o si el viento es prácticamente inexistente, factores que dificultan su disipación.

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