Ni en París ni en Nueva York: el hotel mejor valorado del mundo que nadie conoce en Europa

Quienes asocian lujo con resorts de arena blanca o grandes capitales se llevarán una sorpresa. Y es que el alojamiento con mejores valoraciones del planeta, según el prestigioso ranking Traveller’s Choice de 2025, no está ni en Maldivas ni en Roma. Su nombre engaña: Hotel Colline de France, pero no está en Europa, sino en Gramado, una ciudad brasileña de montaña con mucho encanto.

Gramado es un destino poco habitual para viajeros europeos, pero muy querido por los brasileños. Allí, en plena Sierra Gaúcha, se alza este hotel con aspecto de mansión francesa, que ha logrado ganarse un lugar especial en el corazón de sus huéspedes. Más que por su tamaño o fama internacional, ha conquistado todo el mundo a base de detalles y un trato impecable.

Un pedazo de Europa, en medio de Brasil

“Un pequeño pedazo de Europa en Gramado”. Así lo definen ellos mismos, y no exageran. El Colline de France parece sacado de un decorado de película histórica. Con sólo 34 suites, este hotel recuerda a los palacetes del siglo XIX. Columnas, lámparas de cristal, muebles barrocos y cortinas pesadas conviven en un equilibrio entre lo clásico y lo moderno.

Su exterior está rodeado de jardines floridos y plantas cuidadas al milímetro. Al pasear por el recinto, cuesta recordar que uno sigue en América Latina. Y eso es parte del encanto: una escapada elegante que parece teletransportarte a otro continente, pero sin cruzar el océano Atlántico.

A esa ambientación se suma el confort: camas enormes, duchas con hidromasaje, sistema de climatización personalizado y un silencio absoluto por las noches. Aquí, el lujo se mide en pequeños gestos, no en ostentación desmedida.

Un hotel con servicios exclusivos en un entorno natural

Más allá de su estética, el hotel apuesta fuerte por la experiencia del visitante. La jornada comienza con un desayuno digno de reyes, que incluye piano en directo y una copa de vino espumoso de cortesía. El ambiente es cálido y sofisticado, pero sin resultar pretencioso. Todo invita a la calma.

Las instalaciones incluyen piscinas climatizadas, spa con sauna húmeda (baño turco) y tratamientos de bienestar. El restaurante, de inspiración francesa, también suma puntos: cocina de autor, ingredientes locales y una presentación muy cuidada.

A sólo dos kilómetros del centro de Gramado, el hotel goza de la cercanía a la ciudad, pero también de la tranquilidad que ofrece su ubicación elevada. Desde aquí, las vistas a los picos y al valle son una maravilla, especialmente al atardecer.

Opiniones reales, satisfacción garantizada

Aunque TripAdvisor ha puesto al Colline de France en el primer puesto de su lista, no es una decisión de despacho. Las miles de opiniones de usuarios han sido la clave para que este hotel se alce con el reconocimiento.

Una huésped comentaba en Booking: “Todavía estoy impactada. Me resulta difícil describir la perfección de este hotel, que cuida hasta el más mínimo detalle. Todo allí parece nuevo, tan bien cuidado que pensarás que eres la primera persona en usarlo todo. ¡Excelente servicio de todos, sin excepción!”

Esa sensación de estar en un lugar especial es lo que buscan muchos viajeros hoy en día. Y el Colline lo consigue. Sin grandes campañas de marketing ni famosos alojados, ha triunfado con lo más difícil: la fidelidad del visitante.

Un hotel de lujo más accesible de lo que parece

Al oír “mejor hotel del mundo”, uno se imagina cifras astronómicas. Pero no es el caso. Una noche en el Colline de France ronda los 230 euros. No es barato, pero sí bastante más asequible que otros hoteles de su categoría. Y considerando lo que ofrece, es una inversión que muchos consideran razonable.

El perfil de viajero es variado: parejas en escapada romántica, turistas curiosos que buscan algo distinto, o incluso residentes brasileños que celebran ocasiones especiales. Lo que une a todos es la sensación de haber descubierto un lugar único.

En definitiva, el Hotel Colline de France ha demostrado que el lujo no siempre está donde lo esperamos. Y que a veces, una sorpresa en la montaña vale más que mil noches en la playa.