José Miguel Viñas desafía a la baja densidad del aire en el Teide

El pasado 9 de junio de 2022 nuestro meteorólogo José Miguel Viñas coronó la cumbre del Teide (3715 m) en isla de Tenerife. Allí comprobó comprobar in situ los efectos de la disminución de la densidad del aire con la altitud, que se experimenta en las grandes montañas de la Tierra.

El pasado jueves 9 de junio de 2022 fue un día muy especial. Aprovechando un viaje de trabajo a Tenerife, acompañado del escritor y periodista científico Antonio Martínez Ron, hice mi tercera visita al Observatorio de Investigación Atmosférica de Izaña. Allí, escoltados por su Director Emilio Cuevas y del personal técnico e investigador, tuvimos la oportunidad de conocer la gran labor investigadora y de observación que se lleva a cabo en ese centenario observatorio de referencia mundial.

Y llegó el momento del ascenso a la cima del Teide

Tras la interesante y fructífera visita, a primeras horas de la tarde nos encaminamos hacia el Teide, con el objetivo de hacer cumbre y poder experimentar los efectos de la disminución de la densidad del aire. En primer lugar subimos en el teleférico, cuya estación base se encuentra a 2356 metros sobre el nivel del mar, salvando un desnivel de casi 1200 m hasta llegar a La Rambleta, a 3555 metros de elevación y a algo menos de 200 m (en la vertical) de la cima.

Al salir de la cabina del teleférico, con las primeras inspiraciones, se empieza a percibir que el aire tiene una cantidad significativamente menor de oxígeno que en la base del teleférico, y bastante menos que a nivel del mar.

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Los poco más de 160 metros de ascensión desde La Rambleta hasta la cumbre se llevan a cabo por una zigzagueante y estrecha, empinada y pedregosa senda, con numerosos tramos de escalones, que Antonio y yo fuimos subiendo despacio y con numerosas paradas, para evitar una indeseable aceleración del ritmo cardiaco, debida a la combinación de la hipoxia y los sobresfuerzos.

Fuimos subiendo despacio para evitar una aceleración del ritmo cardiaco, debido a una combinación de hipoxia y sobresfuerzos. En el último tramo, además percibimos vapores de gas sulfuroso.

Actuando de esa manera la subida (de unos 40 minutos) es llevadera y se va disfrutando de las impresionantes vistas panorámicas de la isla y el océano hasta llegar a la cumbre. En el último tramo percibimos algunos vapores de gas sulfuroso que, arrastrados por las ráfagas de viento, escapan de la pequeña esplanada del cráter, hacia los bordes superiores por donde se accede hasta el pico.

Una vez allí, estando bien aclimatados a aquel aire enrarecido, tuvimos la oportunidad de disfrutar plenamente durante los 15 minutos que permanecimos arriba, inmortalizando el momento con las fotografías y vídeos de rigor. Aunque a esa altitud (3715 m) la densidad de oxígeno es significativamente menor que a nivel del mar, la proporción de oxígeno y nitrógeno se mantiene constante (21 y 78% respectivamente), lo mismo que a altitudes mayores, hasta unos 70 km por encima del nivel del mar, en los dominios de la ionosfera, donde las moléculas gaseosas comienzan a disociarse y el aire está ionizado.