El árbol de crecimiento rápido que convierte cualquier jardín en un oasis, incluso en el verano que nos espera

Descubre el árbol casi mágico que crece metros en un solo verano, crea sombra densa, combate el calor extremo y mejora el aire. Podría ser la solución natural para transformar tu jardín en un oasis frente al cambio climático.

Este árbol de preciosas flores puede crecer hasta los tres metros en su primer año de vida.

Con olas de calor que ya han batido récords en junio y un verano que promete temperaturas extremas, cada vez más personas buscan soluciones naturales para refrescar el espacio en el que viven.

Árboles que, en medio de un panorama climático que augura periodos estivales cada vez más largos y secos, sean una alternativa sencilla, estética y ecológica para devolver frescura a jardines y patios.

Te proponemos una especie capaz de transformar un terreno abrasado por el sol en un pequeño paraíso en muy poco tiempo. Solo necesita la orientación adecuada y un poco de paciencia durante sus primeros meses.

Un crecimiento que parece de ciencia ficción

Sí, hablamos de la paulownia, también conocida como “árbol emperatriz” o kiri. Una especie de hoja caduca que, a diferencia de otras tradicionales como el roble o el fresno, que tardan décadas en alcanzar un tamaño notable, puede crecer entre 2 y 3 metros en su primer año y superar los 10 metros en tan solo cinco años.

La clave está en un riego adecuado durante la fase inicial para conseguir una sorprendente velocidad de crecimiento.

Las flores de la paulownia suelen ser violáceas o de color malva.

El desarrollo de la paulownia es tan rápido que en un verano ya puede dar sombra suficiente para bajar varios grados la temperatura del suelo bajo su copa. Por ello, es ideal para jardines donde se busca frescor sin esperar una generación para poder disfrutarlo.

Por si fuera poco, su sistema radicular es profundo y poco invasivo, lo que reduce el riesgo de dañar tuberías o estructuras, un problema común con otras especies de rápido desarrollo, como el ficus, el sauce llorón o el plátano de sombra.

Aliada contra la contaminación en el ambiente

La paulownia tiene otra bondad principal: es una auténtica máquina de absorber dióxido de carbono. Hay estudios que señalan que puede capturar hasta diez veces más CO₂ que otras especies similares, lo que la convierte en una buena aliada contra el cambio climático.

Además, también mejora la calidad del aire atrapando polvo y liberando grandes cantidades de oxígeno.

Y aún hay más: sus enormes hojas –que pueden medir hasta 70 centímetros de diámetro– ayudan a mantener la humedad del suelo, con lo que disminuye la necesidad de riego de otras plantas cercanas y se crea un agradable microclima que beneficia a todo el jardín.

¿Sirve para climas extremos?

Una de las grandes virtudes de la paulownia es su resistencia. Aunque requiere agua al inicio, una vez establecida soporta sequías prolongadas y altas temperaturas sin problema (también tolera heladas moderadas, lo que amplía su rango de plantación).

Detalle de las grandes hojas de un ejemplar de árbol emperatriz.

Para el tipo de veranos que enfrentamos ahora, en los que, fácilmente, se alcanzan picos por encima de los 40 grados, tener un árbol que no se quema ni deja caer todas sus hojas es un verdadero lujo.

Por si fuera poco, sus flores atraen abejas y mariposas, lo que ayuda a fomentar la biodiversidad en zonas urbanas cada vez más hostiles para estos importantes polinizadores.

Precauciones antes de plantar

Aunque todo apunta a que es el árbol perfecto para crear un oasis en tu jardín, también hay algunas consideraciones que debes tener en cuenta antes de proceder a su plantación.

Y es que existen variedades híbridas y clonadas desarrolladas específicamente para la producción de madera, como la Paulownia Shan Tong, que pueden no ser tan adecuadas para jardines pequeños.

Lo ideal es adquirir ejemplares destinados específicamente a uso ornamental, que mantienen el tamaño y características deseables, como la Eloganta, que se adapta muy bien al clima mediterráneo.

También es esencial controlar su propagación, ya que en algunas regiones del mundo se ha catalogado como especie invasora (en España, la Paulownia tomentosa). Esto sucede principalmente donde se siembran variedades sin control y en condiciones muy favorables para su expansión.