Incertidumbre Borrascosa

Las condiciones meteorológicas en España vienen, con frecuencia, condicionadas por el paso de borrascas atlánticas, que, en mayor o menor medida, afectan a nuestro territorio. Esas borrascas no siempre son igual de profundas ni siguen las mismas trayectorias.

Borrasca atlántica situada al oeste de la Península Ibérica. Imagen infrarroja de Meteosat del 24 de septiembre de 2013. ©EUMETSAT

Aunque hoy en día los modelos numéricos de predicción permiten prever con varios días de antelación la formación de una de estas borrascas, su evolución futura lleva siempre asociada una incertidumbre, ya que las trayectorias de las borrascas son con frecuencia erráticas, influidas por una combinación de factores multiescalares, no del todo bien modelizados. Así las cosas, si consultamos la salida de varios modelos deterministas, comprobaremos cómo cada uno de ellos sitúa en posiciones diferentes una misma borrasca, planteando trayectorias diferentes. Si el pronóstico es a corto plazo, no habrá grandes diferencias entre las salidas de unos modelos y otros, pero a medio plazo esas diferencias sí que pueden ser grandes y transcendentes de cara a la elaboración del pronóstico del tiempo.

La diferencia entre que el centro de una borrasca de cierta entidad pase a 100 o a 200 kilómetros de Finisterre –por decir un sitio– es notable en lo que respecta al tiempo que acontecerá por la comunidad gallega y otras zonas del noroeste peninsular. Otro factor relevante es la velocidad a la que se desplace la borrasca en su máximo acercamiento a las zonas pobladas, ya que dependiendo de la misma, la persistencia de lluvias y de los intensos vientos intensos será distinta, siendo mayor o menor la incidencia que tenga el temporal.

Un cambio inesperado en la trayectoria de una borrasca puede trastocar por completo un pronóstico meteorológico, por lo que, a priori, es arriesgado lanzarse con un pronóstico local a varios días vista cuando alguna de esas borrascas ronda la Península Ibérica y apunta hacia nosotros ¿Qué hacer entonces para informar bien a la población del tiempo que puede acontecer?

Teniendo presente, en todo momento, el comportamiento caótico de la atmósfera, y el hecho, antes apuntado, de que cualquier pronóstico meteorológico lleva asociado una incertidumbre, gracias a las predicciones por conjuntos (EPS) tenemos la posibilidad de cuantificar esa incerteza y ofrecer a los ciudadanos varias posibles trayectorias de la borrasca, asignando en cada caso una probabilidad de ocurrencia. La información de partida son un conjunto de escenarios futuros (no uno solo, en cuyo caso ofreceríamos una predicción determinista), cada uno de los cuáles señala un tipo de evolución futura (en este caso de una borrasca atlántica). La enorme capacidad de cálculo de los superordenadores permite disponer en pocas horas de hasta 50 salidas diferentes de un mismo modelo, en cada una de las cuáles se han tomado como condiciones iniciales unos valores ligeramente diferentes (estados perturbados). Según aumenta el horizonte de predicción, mayor es la dispersión entre las distintas soluciones numéricas, pero de manera natural tienden a agruparse, de manera que no todos los posibles escenarios futuros son equiprobables.

Producto probabilístico elaborado por la Met Office, en la que se ofrecen 3 posibles trayectorias previstas de una borrasca atlántica. La más probable (azul) cruza parte del País de Gales e Inglaterra. ©Met Office

Para entender esto, pongamos un ejemplo. Pensemos en una situación meteorológica en la que tenemos una borrasca situada en las cercanías de Azores, y que, a tres días vista, se prevé su máximo acercamiento a la Península. Imaginemos ahora que al analizar los EPS, 25 de las 50 salidas que comentábamos, colocan la borrasca en una posición al norte de Galicia (a diferentes distancias y en posiciones diferentes, pero en todos los casos a una latitud más alta que el territorio gallego), 10 salidas colocan el centro de la borrasca junto a Rías Bajas, y las 15 salidas restantes alejan por el sur de Galicia a la borrasca, con trayectorias dispares. Con esa información a nuestra disposición, podemos indicar que la evolución más probable de la borrasca (probabilidad del 50%) es que discurra al norte de Galicia, siendo el litoral norte gallego la zona más afectada, pero que hay una probabilidad del 20% (10 de 50 escenarios) en que la borrasca podría afectar más de lleno a Galicia, y un 30% (15 de 50) de que tuviera una baja incidencia.

Si sólo consultáramos un modelo determinista (una única salida) –que es lo que habitualmente se hace a la hora de preparar la información meteorológica en los medios de comunicación–, entonces si dicha salida coloca el centro de la borrasca digamos que a 200 km al norte de A Coruña, confeccionaríamos todo el pronóstico (los símbolos en el caso de los mapas del tiempo) en base a ese único escenario, y una variación significativa en la evolución real de la borrasca respecto a la predicha, echaría al traste nuestra predicción. Hay situaciones de baja predecibilidad, en las que la mejor solución es echar mano de los productos probabilísticos. El problema es que aunque ya hay muchos desarrollados, una minoría están disponibles de forma abierta y gratuita, lo que está entorpeciendo más de la cuenta el cambio en la forma de dar el tiempo en los medios, que, en esencia, no ha variado mucho desde que empezó a hacerse (el modelo del hombre o mujer del tiempo señalando un mapa de símbolos, en el caso de la TV).

Distintos escenarios previstos, con trayectorias de borrascas y sus grados de probabilidad. En azul marino se muestra la más probable. ©Met Office

Con esto de las borrascas atlánticas y los fuertes temporales a los que dan lugar a veces, un buen ejemplo a seguir es el que lleva a cabo la BBC, en Reino Unido, gracias a los productos probabilísticos que desde hace tiempo elabora y difunde la Met Office (Servicio Meteorológico Británico). En esta entrada hemos incluido un par de ellos que sirvan para ilustrar las cosas que hemos comentado. Nunca podremos prever con exactitud qué trayectoria seguirá exactamente una borrasca a lo largo de varios días, pero lo que sí que somos capaces de hacer, desde hace tiempo, es acotar la incertidumbre inherente a ella, a su comportamiento, y ofrecer esa información a la ciudadanía. Es la verdad científica.