'La Monumental' de 1888, aquel sí fue un San Valentín inolvidable

Hoy viernes 14 de febrero, día de “San Valentín”, se cumplen 132 años desde el inicio de uno de los temporales de nieve más intenso y persistente desde que se tienen registros. Afectó especialmente al norte de la Península Ibérica.

Los "Valles Pasiegos" del interior de Cantabria, reciben abundantes nevadas durante los meses invernales.

Hay muchas referencias y testimonios registrados que indican, claramente, que las nevadas que se produjeron en aquellas lejanas fechas no fueron como otras. Alcanzaron la categoría de históricas y excepcionales. Por ello, a pesar del gran periodo de tiempo transcurrido, las gentes que lo vivieron, lo fueron transmitiendo de generación en generación hasta el día de hoy, denominándose el episodio por los lugareños como “la gran Nevadona”, “la Monumental” o la de “Los Tres Ochos” (en referencia a las terminaciones numéricas del año en que se registró).

El primer temporal de nieve comenzó el 14 de febrero y duró una semana

Durante la jornada del 14 de febrero, comenzó a nevar en amplias zonas de Asturias y Cantabria como cualquier otro día normal de invierno. Nada hacía presagiar que las condiciones meteorológicas fueran a ser mucho más adversas que en otros temporales anteriores. No obstante, los días fueron pasando y los copos siguieron cayendo de forma continuada y a ratos intensa hasta el 20 de febrero. Cuando cesó la nevada, se sucedieron 3 días de respiro y relativa calma, pero con intenso frío y fuertes heladas.

El segundo temporal fue más intenso y seguido de un fuerte deshielo

Pero esa tranquilidad y pausa atmosférica fue pasajera, de tal forma que el día 24 un nuevo temporal de nevadas, todavía más intenso que el anterior, comenzó a arreciar en toda la zona, prolongándose ni más ni menos que hasta principios de marzo. Esto provocó una gran acumulación de nieve.

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En las cercanías de la Cordillera Cantábrica se acumulador cerca de 6 metros de nieve. Foto: El Trastero de Palacio.

A partir del 2 de marzo, la nevada remitió y vinieron días soleados y tranquilos, pero con heladas destacables de noche. Hacia el 8 o 9 de marzo, la situación meteorológica se templó claramente con el giro del viento a Oeste-Suroeste, lo que provocó una fuerte crecida de los ríos a causa del deshielo, que se prolongó durante algunas jornadas, agravando todavía más la dramática situación en la que se encontraban la gran mayoría de municipios de la zona.

Un tercer temporal aconteció de forma inesperada a mediados de mes de marzo

Pasados unos pocos días más de tiempo tranquilo y temperaturas mucho más suaves, una parte de la nieve siguió fundiéndose y desapareciendo progresivamente. Sin embargo, al haber unos espesores acumulados tan importantes, todavía aguantaba mucha cantidad en todas las superficies. Cuando todo parecía indicar que la normalidad atmosférica ya era definitiva y que los rigores del invierno habían llegado a su fin, el día 14 de marzo comenzó de nuevo una intensa nevada acompañada de fuertes ventiscas, prolongándose hasta el día 22 y afectando con especial virulencia a todo el interior y zonas de montaña.

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Casas de Reinosa tras las intensas nevadas de 1888.

Las pérdidas humanas y materiales fueron muy numerosas

A consecuencia de todos los temporales acontecidos durante estos dos meses, la cifra de fallecidos ascendió a la trágica cifra de 29 personas. Así mismo, las espectaculares cantidades de nieve acumuladas por las ventiscas, se tradujeron en graves desprendimientos del terreno, derrumbes de edificaciones y catastróficas y dañinas avalanchas, cuando tras los diferentes temporales el ascenso de temperaturas inició el deshielo. También quedó incomunicada la Meseta con Asturias y Cantabria durante un total de 12 días, así como multitud de municipios, y los ferrocarriles desaparecieron totalmente bajo la nieve, tapándose incluso, hasta las bocas de los túneles.

Finalmente, en cuanto a espesores acumulados, algunas poblaciones como Sotres (Asturias) llegaron a rondar los 6 metros de nieve en sus calles y otras muchas como Villamanin (León), Bulnes o Tielve (Asturias) entre 3 y 5 metros. Aquel fue uno de los temporales de nieve más severo, intenso y prolongado acontecido en las comunidades cantábricas desde que se tienen registros.