El rascacielos más pequeño del mundo solo mide 12 metros, tiene cuatro pisos y está en Texas

En un mundo donde los rascacielos desafían las alturas y dominan los horizontes urbanos, es fascinante descubrir esta notable excepción, que se encuentra en Estados Unidos. Conoce su rocambolesca historia aquí.

Newby-McMahon Building
Vista del Newby-McMahon Building, edificio construído en una época en la que el adjetivo "alto" era relativo. Este, que fue considerado el rascacielos más pequeño del mundo, nació de un truco legal. Fuente: The Austin Chronicle.

Tres ciudades compiten por acariciar el cielo con sus titanes de vidrio y acero: Dubái, Shanghái o La Meca con sus monumentales Burj Khalifa de 828 metros, la Shanghai Tower con 632 metros y la imponente Abraj Al-Bait de 601 metros. En cambio, hay un edificio que ha alcanzado la fama mundial no por su altura, sino por todo lo contrario: su diminuto tamaño.

Una historia de centímetros, codicia y letra pequeña

Estamos hablando del Newby-McMahon Building, que irónicamente es conocido como el World’s Littlest Skyscraper, o el rascacielos más pequeño del mundo. Mide apenas 12 metros de alto y está en Wichita Falls, Texas. Su historia, tan absurda como fascinante, le ha valido un lugar único en la memoria arquitectónica de Estados Unidos.

La historia se remonta al año 1912, cuando en Wichita Falls estalló una auténtica fiebre del petróleo. Miles de personas llegaron buscando fortuna, y el centro de la ciudad, donde se concentraban las oficinas de las empresas petroleras, se quedó sin espacio. Había una necesidad urgente de construir edificios nuevos, altos y funcionales.

Fue entonces cuando apareció un hombre llamado J.D. McMahon, un ingeniero civil procedente de Filadelfia. Presentó a los inversores locales un proyecto prometedor, un moderno rascacielos de oficinas que se elevaría 480 "feet" (pies), o eso pensaron todos.

Los planos estaban dibujados con precisión, pero en letra pequeña, muy pequeña, las medidas estaban especificadas en inches (pulgadas), no en pies.

McMahon nunca mencionó verbalmente las unidades y los inversores, cegados por la oportunidad y por la confianza, firmaron sin mirar demasiado. Con el dinero que recaudó, alrededor de 200.000 dólares de la época, el ingeniero procedió a construir exactamente lo que había prometido. Sólo que era en pulgadas.

El resultado rozó lo cómico: un edificio de ladrillo rojo de solo 12 metros de altura (equivalente a los 480 pulgadas indicadas), de cuatro plantas, con escaleras tan estrechas que ocupaban casi todo el espacio útil.

Una ciudad traicionada por una letra pequeña

Cuando los ciudadanos de Wichita Falls vieron el resultado final, estalló el escándalo. Los inversores intentaron demandar a McMahon por estafa, pero la justicia les dio una amarga sorpresa: el contrato no había sido violado, ya que las medidas estaban claramente especificadas en pulgadas. Así pues, el fraude no era técnicamente ilegal. McMahon, con una sonrisa y una maleta llena de dinero, desapareció sin dejar rastro.

El caso es que este edificio nunca cumplió su propósito de albergar oficinas petroleras, y durante décadas fue considerado una burla arquitectónica. Sin embargo, su fama fue creciendo gracias a su historia inverosímil. El edificio fue restaurado varias veces y hoy está en el Registro Nacional de Lugares Históricos de EE.UU.

Hoy en día, el pequeño rascacielos sigue en pie en la esquina de las calles Seventh y La Salle, en pleno centro de Wichita Falls. Los visitantes pueden ver de cerca este insólito edificio, que mide menos que la mayoría de las palmeras de California. En el interior, hay exposiciones que relatan su historia, y muchas veces se utiliza como galería de arte o para actividades culturales.