OPINION. El anticuado y mal usado concepto de Gota fría: una renovación necesaria en los modernos conceptos de lluvias intensas y torrenciales en España

Francisco Martín León, meteorólogo    Consideración preliminar. Estas notas expresan una opinión e ideas  puramente personales y no suponen ni representan ningún posicionamiento oficial de la institución donde trabajo.

 

La gota fría: un concepto antiguo y “único” en la meteorología moderna mundial
No es la primera vez que trato este tema (1), tan manido y cansino. Y tampoco, posiblemente, será la última vez. El tema de la gota fría es como los ojos del Guadiana: aparece y desaparece continuamente
 
Allá por los años 60 se hizo muy popular en España el concepto de “gota fría”. Esta idea fue introducida  y acuñada por el primer hombre del tiempo, divulgador y meteorólogo de la pequeña pantalla, D. Mariano Medina, que trabajó en el SMN, hoy en día INM.  Él nos introdujo en los conceptos de frentes, borrascas, anticiclones, y el de la “gota fría”.
 
Explicar, breve y conceptualmente, las lluvias otoñales y torrenciales en la costa mediterránea no era una tarea fácil, pero D. Mariano consiguió transmitirlo y poner el sello a un concepto muy simple de entender cuando la cultura meteorológica del país era muy escasa y limitada, sólo restringida a algunos círculos académicos. Con este concepto, D. Mariano Medina hablaba de  un embolsamiento de aire frío en las capas medias de la atmósfera, que queda aislada de la circulación de los oestes y, que en última instancia, era la causante indirecta de las lluvias torrenciales otoñales. Sus ideas arraigaron  profundamente por diferentes motivos. Por una parte, las dimensiones humanas, meteorológicas y divulgativas que poseía D. Mariano y, por otra, el medio comunicativo tan poderoso en la época: la única TV. El vocablo se hizo popular entre la gente, caló en los medios técnicos, universitarios y sobre todo en el mundo periodístico: era el perfecto titular de prensa.
 
En aquella época no existían datos, imágenes de satélite, red de  radares meteorológicos, etc.,  de forma rutinaria y al alcance de todos, como existe ahora. No existía Internet. Los conocimientos de los fenómenos locales y de pequeña escala eran muy limitados y la meteorología era cosa de unos pocos iluminados. El comodín de la gota fría fue mal usado por un sector periodístico y por parte de un grupo académico con el que se trataba de explicar procesos  complejos que condicionan el tiempo atmosférico localmente en superficie y de difícil entendimiento en los 60s. Y hay se han quedado conceptualmente algunos, sin la evolución lógica de los tiempos modernos y con las nuevas ideas en meteorología.
La gota fría fue calando entre muchos, pero en un doble sentido. Para algunas personas era, y es, sinónimo simplemente de lluvias fuertes e intensas: se oye decir “la gota fría ha pasado sobre nuestras cabezas generando lluvias torrenciales”, una pequeña gota fría pasó rozando por la localidad X sin dejar lluvias. Para otros, la gota fría es otro tipo de tipología enmarcada en una anomalía fría en altura que, unido al aire cálido de niveles bajos, producía fuertes precipitaciones: simplicidad  conceptual y extrema de procesos desconocidos y complejos en tiempos ya lejanos.
Las lluvias torrenciales e intensas en la actualidad: una visión modernista y realista
La realidad meteorológica actual es otra y muy diferente a la de los años 60 del pasado siglo. Hoy en día los adelantos técnicos, las nuevas y mejoradas ideas de dinámica de la atmósfera hacen que el concepto de gota fría se haya quedado obsoleto y superado. Actualmente se sabe quiénes son los causantes últimos de las lluvias intensas y torrenciales. Son los focos tormentosos de grandes espesores en la troposfera, amplios y bien organizados los que provocan efectos adversos en superficie.  
 
La observación detallada del tiempo, las nubes, zonas de precipitación, rayos, etc.,  nos confirma que las grandes catástrofes y lluvias torrenciales de España y de otros lugares del mundo, y en particular las del arco mediterráneo no están asociadas  directamente a los “embolsamientos fríos en altura”, sino a estructuras de menor escala que en los años 60 pasaban desapercibidas por los conocimientos limitados  y métodos de observación de la atmósfera de la época.
Los embolsamientos fríos de altura en latitudes medias
No es objeto de dar un curso de dinámica de la atmósfera aquí, pero las perturbaciones amplias de latitudes medias que afectan a España y a los países de latitudes medias  SIEMPRE llevan asociadas temperaturas frías en niveles medios, digamos 5000 m de altura. Es un hecho característico de los sistemas atmosféricos que nos visitan: borrascas, frentes, ondas, vaguadas, etc. Estos embolsamientos hacen que las estructuras a gran escala sean en si misma anomalías frías en nuestras latitudes. La borrascas móviles del frente polar,  las vaguadas u ondas en altura, etc., son sistema que gracias a esos  embolsamientos de aire frío, al contraste térmico horizontal y vertical generan los desarrollos que todos conocemos en formas de frente y sistemas nubosos característicos. Las gotas frías de D. Mariano Medina son simplemente Depresiones dinámicas de altura Aisladas en Niveles Altos, o DANA, que en la terminología anglosajona se le designa como “cut-off” low, y donde lo “frío” no aparece explícitamente para nada.
  

Figura 1. Las depresiones aisladas de niveles altos, DANA, se aprecian perfectamente en las imágenes modernas del canal de vapor de agua del satélite Meteosat. El 21 de septiembre de 2007 a las 12 UTC se formaron dos DANA, etiquetadas como “1” y “2” en la figura. Estos datos no estaban disponibles en los años 60. Fuente, Universidad de Dundee-EUMETSAT.
Estos sistemas NO condicionan directamente el tiempo advero en superficie sobre nuestras cabezas, propiedades y demás, como pretende ser la segunda idea conceptual de “gota fría”. Son otras estructuras de menor escala  y embebidas en, o lejos de, las anteriores, las llamadas de estructuras de mesoescala las condicionantes del tiempo en superficie. Entre ellas tenemos las tormentas profundas, intensas u organizadas. La distintas perturbaciones de altura de gran escala, como las DANA, borrascas, vaguadas, etc., lo que hacen es aportar un entorno general proclive para que los factores o ingredientes que desarrollan a las tormentas profundas se organicen y localmente liberen su  energía de forma explosiva en forma de lluvias torrenciales, granizo y tornados. Son estas tormentas intensas las últimas causantes del tiempo adverso en superficie. Por lo tanto, el concepto local de precipitaciones torrenciales asociados a gota fría, ya está reflejado por otros conceptos modernos y usados en la meteorología moderna: las tormentas organizadas e intensas. ¿Por qué usar otros?
  

Figura 2. La situada al suroeste de la Península condicionaba el tiempo en gran parte de las regiones de España. Imagen infrarroja del Meteosat a las 11:30 UTC del mismo día. Fuente FU de Berlin-EUMETSAT.
En la meteorología moderna NO se les denomina gotas fría ni a los embolsamientos fríos en altura ni a las tormentas organizadas, como muchos pretenden de su desconocimiento o ignorancia. No podemos reinventar los nombres en la meteorología ni a nivel técnico ni popular, no hay un concepto universal de gota fría. Hay que llamar a las cosas por su nombre, eso sí, tratando de evitar tecnisismos inoportunos, confusos  e indeseados para la gente llana. Pero de la misma manera que debemos evitar técnicamente las palabras y vocablos eruditos, también hay que evitar conceptos obsoletos, equívocos y trasnochados como el de gota fría.
Los causantes últimos de las lluvias intensas y torrenciales
Las tormentas se pueden organizar y poseer ciclos de vida que van allá de más de los 30 minutos de las más pequeña s hasta las más de las 24 horas, los llamados sistemas convectivos de mesoescala. Estas tormentas muy organizadas pueden auto regenerarse y formar estructuras de gran tamaño, que a su vez generan otras tormentas: una tormenta madre genera u una hija y esta toma el papel de la madre para así  formar otras tantas y autor regenerarse. Al final, tanta organización da lugar a las lluvias torrenciales, granizadas, viento fuertes y tornados. Los técnicos en la materia llaman a estas estructura, desde hace mucho tiempo, tormentas multicelulares, supercélulas, sistemas convectivos de mesoescala, etc. Y esto sí esta aceptado internacionalmente.
 
No cabe duda  que el público en general no tiene porque saber estos nombres, aunque ya muchos de los que siguen el tiempo de forma apasionada utilizan estos términos modernos, más realistas y acordes con el siglo XXI. Y este es el enfoque es el que realizan los países modernos meteorológicamente hablando.
 

Figura 3. El tiempo en Málaga y Granada estaba condicionado sólo por estructuras tormentosas profundas e intensas, como en la que aparece en le imagen visible del mediodía, que generaban granizo y fuertes precipitaciones en la zona. Fuente 24SAT-EUMETSAT.
La gota fría es un concepto que nace y arraiga en años ya muy lejanos, cuyo mal uso está circunscrito sólo en  España y,   muy particularmente, en alguna región de España. Al usuario final le debe llegar un mensaje claro de los profesionales y comunicadores del tiempo en situaciones adversas: la presencia o no de lluvias torrenciales, granizadas, tormentas intensas, tormentas organizadas, etc.  Actualmente hay que hablarles de las probabilidades de  que ocurran tales eventos en sus zonas, cuándo, dónde y de sus posibles consecuencias en superficie, así como de prevenirlos o evitarlos.
  

Figura 4. Un conjunto de tormentas se observan por el radar de Málaga a las 11:50 UTC del INM del día 21. Una de ellas muestra su organización en línea de grandes proporciones espaciales, que corresponden a las zonas precipitantes estimadas por radar. Estas estructuras son las que condicionan, a fin de cuenta, el tiempo local. Son las llamadas líneas de turbonada. Fuente, INM.
Aún así quedarán periodistas sensacionalistas, ilustres iluminados y doctos en materia de gota fría que seguirán usando un concepto ya superado, anticuado y poco serio como es el de la “gota fría”. Y todo para que le llegue el mensaje al público como titular.  No es de extrañar que algunos sigan anclado en el pasado de los conceptos de gota fría, bien para buscar titulares periodísticos oportunos, otros para esconder su ignorancia de los procesos meteorológicos de escala local a los cuales no llega o no pueden comprender  y otros por que no lo saben o no se les ha sabido trasmitir lo que acontece a su alrededor respecto al tiempo adverso en su zona.
Educación, prevención y divulgación
La educación meteorológica y preventiva es una tarea que ciertos países modernos han llevado a cabo y siguen realizando con campañas de concienciación, prevención y mitigación de los efectos adversos del tiempo. Piénsese en zonas americanas donde se ven afectadas por tornados y donde en las escuelas se realizan ensayos de evacuación. O las zonas proclives a recibir ciclones tropicales, huracanes y tifones. La educación y divulgación, antes de la llegada de las estaciones de los huracanes devastadores, al público en general es una tarea fundamental. ¿No podemos hacer nosotros lo mismo?
 
Aquí en España nos conformamos con las cuatro páginas de meteorología y climatología que en algunos libros de texto aparecen los frentes fríos y cálidos, a veces  mal dibujados, las circulaciones de las borrascas y anticiclones, que a veces están inversa y malamente rotuladas, y  donde se hablan de conceptos superados, como los relativos a la gota fría.
 
Las organizaciones, servicios meteorológicos, organismos de protección civil, comunidades autónomas deberían hacer esfuerzos divulgativos y preventivos de carácter meteorológico en las zonas proclives a recibir periódicamente el impacto de fenómenos adversos. No sólo no se hacen sino además se incrementa la confusión con idean antidiluvianas, equivalente cuentista a la frase “que viene el coco”.  Y algunos los profesionales de los medios de comunicación tienen parte de la culpa de ello. En vez de actualizar su conocimientos sobre meteorología y transmitirlos de forma clara y sencilla, como lo hacia D. Mariano Medina con las limitaciones de su época, al público en general, se siguen utilizando conceptos añejos y caducos.
 
Afortunadamente, cada vez más, el profesionalismo se impone y se va olvidando el concepto de gota fría, hablandose de tormentas intensas, organizadas, generalizadas que pueden provocar graves daños. Algunos, cada vez los menos, se atreven a algo más: critican a las instituciones meteorológicas oficiales, que haciendo una labor de aviso y predicción moderna con alto nivel de calidad y de servicio a la sociedad, al no prever la presencia de gota fría, de “su” gota fría. 
 
De la misma forma que un predictor africano no puede hacer predicciones de lluvias basadas en las teorías divinas según las creencias antidiluvianas de sus ancestros, que para una tribu explican las llegadas de las precipitaciones en la sabana africana al considerarlas efectos de los dioses, los servicios meteorológicos modernos no pueden ni deben hacer predicciones de elementos pasados y caducos que fueron potencialmente útiles en una época ya pasada. La modernización no es sólo técnica, debe ser en conceptual, realista, eficiente y clarificadora en lo que se quiere transmitir.
 
La gota fría seguirá usándose por algunos “expertos” que se protegerán  así mismos y de esta manera su ignorancia supina o sus  “otras intensiones oscuras” para fines propios y criticar a terceros. El concepto de gota fría existirá como tal en la mente del pueblo llano pero entre todos debemos hacer un esfuerzo de llamar a las cosas como son e ir adaptándose a los tiempos que corren.
Esta entrada se publicó en Reportajes en 06 Sep 2004 por Francisco Martín León