Chorros de aguijón (Sting jet) en las borrascas del Atlántico Norte


Modelo conceptual de chorro en aguijón o sting jet (SJ en la figura asociado a vientos y rachas muy intensas en superficie en borrascas profundas

Environmental Research Letters
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Un grupo de investigadores de la Universidad de Reading y de la Universidad de Monash en Australia ha estado examinando el fenómeno de chorros de aguijón, específicamente su frecuencia y zonas de aparición en el Atlántico Norte.

El estudio, publicado en la revista Environmental Research Letters, analizó 100 de las más intensas borrascas de invierno sobre el océano durante las últimas dos décadas y encontró que alrededor del 30% de las depresiones tenían el potencial para producir chorros de aguijón.

Chorros De Aguijón (Sting Jet) En Las Borrascas Del Atlántico Norte
Estructura nubosa de una borrasca con un la presencia de chorros en aguijón. Fuente: CIMSS Blog

Un jet de aguijón es un área limitada de vientos excepcionalmente intensos, provenientes de la evaporadora de la cabeza nubosa en el lado sur de una borrasca o depresión extratropical.

Se forman alrededor de la parte superior de la capa límite, este núcleo de fuertes vientos, desciende y se enfría para que el aire se vuelva más denso, resultando una aceleración adicional y adversa. Es la forma de la nube, como la cola de un escorpión, la que da su nombre.

Los chorros de aguijón son importantes ya que tienen el potencial para causar daños significativos, con vientos a veces localmente superiores a 80 nudos, pero son difíciles de predecir. El estudio sugiere que la gran borrasca de octubre de 1987 sobre el sureste Gran Bretaña y cerca del continente fue un ejemplo de un gran sistema depresionario que llevaba dicha estructura en su seno, como algunas borrascas que azotaron el norte del Reino Unido el invierno pasado.

Los científicos concluyeron que los chorros en aguijón son relativamente comunes en ciclones extratropicales o borrascas del Atlántico Norte, pero sólo con baja frecuencia pasan a través de zonas pobladas.

Artículo disponible en: iopscience.iop.org/1748-9326/7/2/024014/article

Esta entrada se publicó en Noticias en 03 Jul 2012 por Francisco Martín León