Toponimia meteorológica. Parte I

La toponimia es el estudio del origen y significación de los nombres propios de lugar y, al mismo tiempo, el conjunto de tales nombres referido a una determinada área geográfica de mayor o menor tamaño. Los topónimos se pueden clasificar según diferentes y variados criterios como, por ejemplo, el elemento del territorio al cual aluden, su origen, su forma de implantación en los mapas

Autores: Ramón Pascual * y Miquel Soro* Meteorólogo, Instituto Nacional de Meteorología.

Artículo de diciembre de 2007. Recuperado en agosto de 2012.  

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Palabras clave: topónimos, palabras, meteorología, lugar, popular.Nota de la RAM.
Se ha pensado dividir este interesante artículo en dos partes por su longitud. 

1.- Introducción

La toponimia es el estudio del origen y significación de los nombres propios de lugar y, al mismo tiempo, el conjunto de tales nombres referido a una determinada área geográfica de mayor o menor tamaño. Los topónimos se pueden clasificar según diferentes y variados criterios como, por ejemplo, el elemento del territorio al cual aluden, su origen, su forma de implantación en los mapas (puntual, lineal o superficial), su lengua de origen o su significado. El conjunto de topónimos de una región aparentemente crece en número a medida que se aumenta la escala con la se representa cartográficamente la realidad. Dicho de otro modo, la toponimia de una región es más densa a mayor escala. Además también varía con el tiempo de manera que normalmente no solamente sufren los topónimos variaciones formales sino que aparecen otros nuevos que se superponen a los antiguos.

Los nombres de lugar designan elementos del relieve o la falta del mismo (orónimos), están relacionados con las aguas (hidrónimos), la vegetación, o las obras del hombre, desde un menhir hasta un aeropuerto o una autopista, y las actividades que desarrolla en el presente o ha desarrollado en un pasado más o menos remoto. Su origen y significado se encuentran a menudo ocultos tras varias capas cuyo análisis deben realizarlo los expertos en la materia sino se quiere cometer graves errores de interpretación.  

En este trabajo se ha hecho una búsqueda de aquellos topónimos en cuyo significado se puede hallar alguna relación con la meteorología y el clima, admitiendo, desde el principio, que se pueden haber cometido algunos errores de interpretación y omisiones. Se ha extendido tal búsqueda a referencias astronómicas en tanto como factores del clima, en sentido amplio. Aunque no se trate seguramente de una clase de topónimos proporcionalmente muy grande en cuanto a número de miembros, creemos que su recopilación puede ser de interés para los estudiosos de las ciencias de la atmósfera y el clima. Ha sido necesario, obviamente, reducir el ámbito de estudio (Cataluña) y definir una escala de trabajo (1:50000) aunque tanto en un caso como en el otro se han hecho concesiones con aras de ganar mayor claridad en la exposición e interés.

Se debe indicar aquí que la búsqueda de topónimos se ha realizado fijando la atención en aquellos que son inteligibles sin necesidad de acudir al conocimiento de otras lenguas. Son palabras catalanas actuales o pretéritas, conocidas en todo el territorio o de carácter dialectal. Una excepción a esta norma es la del topónimo Taradell. Según algunos autores podría tener un origen árabe y significar la llanura nevada. Esta población se encuentra en la Plana de Vic, cuenca habitualmente afectada por nieblas, escarchas y esporádicamente nevadas, del interior de Cataluña. (Segons altres autors Taradell podría derivar dels antropònims germànics romanitzats Taradius ó Taraldus). Otro caso es el de Estorm, pequeño núcleo en la montaña del Pallars Jussà. Se supone que proviene del término germánico Sturm, tormenta. (Altres interpretacions però vinculen aquest topònim amb tormo, genèric toponímic a alguna comarca catalana amb el significat de penyal o gran bloc de roca isolat. El poble d’Estorm de Sant Esteve de la Sarga seria llavors una forma reduplicada de Es Torm).

Tras una breve explicación de la metodología usada y las fuentes de datos consultadas se presenta ordenada, en primer lugar por elemento meteoro-climático y luego por elemento del paisaje, una muestra representativa de los topónimos encontrados junto con algunos comentarios que puedan explicar, aunque sea parcialmente, su presencia.

2.- Algunos elementos básicos de toponimia y otras cuestiones lingüísticas

Antes de iniciar la descripción de la metodología utilizada y de presentar y comentar algunos de los topónimos meteorológicos encontrados es conveniente introducir algunos conceptos básicos de toponimia.

Dado que el trabajo se ha centrado en tierras de habla catalana y aranesa, que es un dialecto del occitano, los topónimos aparecen en estos dos idiomas salvo aquellos que se han presentado de otras regiones de España o del mundo. El criterio que se ha seguido en este artículo ha sido el de traducir aquellos términos que pudieran ser, en principio, de difícil comprensión para los desconocedores de estas lenguas y mantener en su versión original aquellos que por similitud no se puedan prestar a confusión o bien ya hayan sido aclarados con anterioridad. Los términos genéricos se han traducido siempre en la que medida en que ha sido posible. También se han incluido, con ánimo de dar mayor claridad al texto, las definiciones de aquellas palabras o expresiones que ni en catalán ni en castellano son de uso común, tanto del ámbito de la geomorfología, como de las labores del campo o aspectos botánicos o zoológicos. Se debe indicar finalmente aquí que la toponimia que se ha analizado es la formada por Los topónimos que se estudian aparecen en cursiva, no así los correspondientes a los términos municipales, poblaciones de referencia, comarcas, etc. También aparecen en cursiva a lo largo del texto todas las palabras que no están en castellano.

Figura 1.  Sierra dels Bufadors (Barcelona).

Un topónimo es un nombre propio que sirve para distinguir un lugar preciso o cualquier hecho geográfico en un contexto determinado. Los topónimos estás constituidos a menudo por un término genérico o apelativo, por ejemplo, collado, y por un determinante geográfico, de propiedad o de algún otro tipo. Se ha de considerar además que un mismo concepto toponímico se puede presentar en diferentes variantes menores de tipo lingüístico: forma singular o plural, forma femenina o masculina, presencia de un artículo u otro en el término, etc., y también formas derivadas construidas a partir de un radical común. Entre estas formas derivadas son comunes los diminutivos.

  • Ejemplo 1: Aubaga de Conangles. Conangles es un determinante geográfico del genérico aubaga. En este caso la vinculación climática vendría a través del término aubaga (umbría, donde no toca o toca poco el sol).

A veces es el determinante y no el genérico el que introduce la faceta atmosférica.

  • Ejemplo 2: Coll de l'Aubaga. Aubaga es aquí determinante del genérico coll (collado). Hay un lugar que es la Aubaga y el collado está cerca o da acceso a este lugar. Se pueden encontrar variantes del mismo: Coll d’Aubaga, coll de s’Aubaga.

En bastantes ocasiones aparecen topónimos secundarios, es decir, topónimos formados a partir de otro topónimo. En estos casos la referencia al elemento climático es secundaria y por tanto no introduce ningún elemento realmente nuevo en este análisis, excepto en el caso, quizás, de que el topónimo principal no aparezca explícitamente en el listado estudiado ni incluso a escalas mayores, por algún tipo de pérdida en el tiempo. En ciertas ocasiones aparece entorno de un topónimo principal un pequeño grupo de secundarios.

  • Ejemplo 3: Hostal de la Vall del Bac. El topónimo principal es Vall del Bac (Bac es sinónimo de aubaga).
  • Ejemplo 4: Clot (hoyo) del Bac d'en Brou. Aquí Bac d'en Brou es el topónimo principal, con bac como parte genérica y un determinante de propiedad, probablemente (Brou podría ser un nombre o apellido de una persona). Sin embargo, de forma aislada, Bac d'en Brou no aparece en el listado de los topónimos estudiados.

La característica meteoro-climática en un topónimo puede adjetivar un genérico (ejemplo 5) o puede ser en si misma un genérico cualificado o no (ejemplo 6):

  • Ejemplo 5: Coma (nava) freda. El adjetivo freda (fría) está relacionado probablemente con la temperatura media anual. Una nava es una depresión más o menos llana y profunda en una zona de montaña.
  • Ejemplo 6: Baga Gran. Umbría grande.

Se habla de topónimos compuestos cuando están formados por la combinación en una sola palabra de varias partes diferenciables:

  • Ejemplo 7: Puigventós. Costafreda. Son casos de genérico (puig (monte), costa (costana o costanera, pendiente de un terreno)) más adjetivo (ventós (ventoso), freda (fría)).
  • Ejemplo 8: Serrabrisa es la composición de dos substantivos, serra (sierra) y brisa.
  • Ejemplo 9: Valldaneu es una aglutinación equivalente a Vall de Neu (Valle de nieve).
  • Ejemplo 10: Paravent es la composición de un verbo (parar) y un substantivo (vent (viento)).

Algunos de los compuestos aglutinados más comunes que se han encontrado son: Bonaire, Collfred, Puigfred, Costafreda, Malhivern, , que se comentarán a lo largo del texto.

Figura 2. Radar meteorológico del SMC en La Creu del Vent (Barcelona).

Otra cuestión compleja a la que se debe hacer referencia es la de los términos meteoro-climáticos, simples o compuestos, que a lo largo de los siglos se han convertido en apellidos. Efectivamente, existen algunos substantivos como bach (bac), soler, solà, solanes (solana no aparece en el listado aunque dado que en castellano sí existe este apellido se trata también de un caso dudoso), soldevila, solanell, soley (solei), solanich (solanic), solivella, bellsolà, ventalló, ventayol, ventosa o gelada, que son apellidos en Cataluña y por tanto pueden dar nombre a una casa, granja, hostal, o propiedad de cualquier tipo. En este caso no se trataría de topónimos meteorológicos sino de antropónimos. Por otro lado cuando en el topónimo aparece una expresión del tipo del o d’en se puede estar expresando nuevamente un sentido de propiedad y en este caso también se trataría de un antropónimo. Teniendo en cuenta estos aspectos se han eliminado de la lista aquellos casos en los que, aún no estando clara la interpretación del topónimo y admitiendo que es posible su carácter meteorológico, es bastante plausible que se cometiese un error al considerarlos de esta clase.

Figura 3.  Pueblo de Espui en la Vall Fosca (Lleida).

3.- Aspectos metodológicos

En este apartado se va a presentar el material fuente que se ha utilizado en este breve estudio y la metodología usada en cada caso para realizar una búsqueda efectiva de topónimos meteorológicos.

3.1 Fuentes de datos

El estudio, tal como se ha dicho, se ha centrado en Cataluña aunque también se han considerado a modo de complemento algunos topónimos del resto de España y Portugal que fueron aportados en el foro de Meteored (http://www.meteored.com/), en un tópic abierto en el año 2003, además de otros aportados por nosotros mismos, de España y el resto del mundo.

En cuanto a los topónimos catalanes éstos provienen de diferentes fuentes. En primer lugar la base de datos a escala 1:50000 de l’Institut Cartogràfic de Catalunya (ICC). Esta base de datos está compuesta por más de 60000 topónimos y por lo tanto, a esta escala, representa una fuente inmejorable, aunque se debe recordar lo dicho anteriormente respecto a la densificación toponímica con el aumento de escala (en lenguaje cartográfico).

Figura 4. Mosqueruela, cerca de la Sierra del Rayo (Teruel)

Para ejemplificar este efecto se han buscado los topónimos meteoro-climáticos presentes en los mapas a escala 1: 5000 de Montserrat (Editorial Alpina/GeoEstel) y 1: 25000 del Montseny (Diputació de Barcelona), ambos, macizos montañosos cercanos a la ciudad de Barcelona, poblados desde la antigüedad, símbolos catalanes y muy populares en la actualidad como destinos turísticos.

Para complementar la lista de topónimos así obtenidos y disponer de otros enfoques de la misma cuestión se abrió a lo largo del 2006 un tópic sobre el tema en el foro Catmeteo (http://forum.catmeteo.com/), el cual dio, al igual que ocurrió con el de Meteored, muy buenos resultados.

3.2 Métodos de selección de los topónimos

Dado que nuestros conocimientos en toponimia y etimología son limitados se ha optado por la prudencia a la hora de considerar que un topónimo es de tipo meteoro-climático, con el fin de incluir en esta clase el mínimo número posible de forma errónea aun a costa de perder por el camino alguno bueno. Se han buscado aquellos topónimos que de una manera bastante clara muestren su relación con la materia considerada aunque somos concientes que hay casos en los que la vinculación existe escondida en algún lugar de su etimología.

Salvo unas pocas excepciones, se han eliminado del listado de topónimos encontrados los neotopónimos, es decir, aquellos nombre de lugar que han surgido recientemente y a menudo de una forma artificiosa, con escaso arraigo en el territorio. Entre ellos son especialmente frecuentes los asociados a urbanizaciones o vías de comunicación. Por ejemplo, la conocida Autouroute du Soleil (Autopista del Sol), del sudeste francés.

Figura 5. Pico de Neouvielle, nieve vieja en occitano. Bigorre. Hautes Pyrénées.

4.- Topónimos clasificados según aspectos meteorológicos y climáticos

El resultado del análisis de las diferentes fuentes de datos es fundamentalmente un extenso listado de topónimos. Para extraer algunas conclusiones sobre la fijación mediante la toponimia de la meteorología y el clima en el territorio o territorios que se han considerado es conveniente ordenar y clasificar los topónimos según algunos criterios entre los cuales se han escogido dos: El tipo de fenómeno meteorológico o elemento climático al que se refiere y los elementos del territorio aludidos.

Como se verá en seguida no hay una gran variedad en los meteoros o elementos del clima aparecidos en la toponimia siendo, casi exclusivos, aquellos que tienen desde el remoto origen del hombre sobre la tierra unos efectos más claros e inmediatos sobre las actividades al aire libre e incluso sobre la vida. Aunque pudiera existir el “Collado del Arco Iris”, “la Sierra de las Humedades” o algún pueblo llamado “El Pedrisco”, la rareza del fenómeno o la poca significación del mismo a efectos vitales, no han favorecido que tal fenómeno impregne la toponimia local. Por supuesto, un fenómeno concreto puede ser desde el punto de vista de la toponimia muy marginal en un determinado ámbito geográfico pero fundamental en otro: ¿donde podría existir el Callejón de los Tornados (Tornado Alley) si no en el medio oeste americano?

Figura 6. Peña Nevera. Pirineo de Huesca.

Como resumen de condiciones meteorológicas desfavorables en un lugar determinado se usa la expresión mal temps (mal tiempo), que aparece en un solo grupo, en la comarca del Maresme: El Maltemps, núcleo en Arenys de Mar y el Turó (altozano) del Mal Temps, cima en el mismo término municipal, en la cordillera Litoral, muy cerca del mar. Sin embargo, el buen tiempo no aparece en ningún caso de manera explícita.

a.   Tormentas/Rayos

  • Llamp (rayo). 11 casos.

Todos son orónimos excepto el hidrónimo Font (fuente) del Llamp en Alfara de Carles (Ribera d’Ebre) y un neotopónimo secundario que hemos conservado, el Túnel de la Penya del Llamp, asociado a la Penya(peña) del Llamp de Sitges (Costas del Garraf). La forma plural, llamps, aparece entres casos. Hay un caso curioso de orónimo con morfología negativa: Sot dels Llamps en Castellcir. Dado que sot significa en este caso cañada, en la acepción de tierra entre dos alturas poco distantes entre si, parece extraño que sea una zona en donde las descargas eléctricas nube-tierra tengan predilección en caer. El misterio empieza a desvanecerse cuando se constata que precisamente una de tales alturas limitantes es el Serrat (sierra) dels Llamps, tratándose por tanto de una migración del topónimo de las cumbres al valle.

Hay varios derivados de significado incierto: llampa (2 orónimos), llampai (1 barranco), llampaies (núcleo de población y riera asociada), llampat (forma adjetivada, tocado por el rayo): Morral (roca cortada verticalmente) Llampat en los Ports de Beseit y una Torre de Manel de LlampatenAlmenar. Llampaies deriva de llànties, lámparas, pudiendo estar relacionado con llamp o con llampant, o con la calidad grasienta del agua. 

En el sector oriental del Sistema Ibérico, una de las áreas más tormentosas de la península Ibérica, existe la sierra del Rayo, ramal de la de Gúdar, cuya cima supera ligeramente los 1700 m y también el cerro de La Truena en Javalambre, de altitud similar.

En el macizo de la Maladeta (valle de Benasque) se encuentra el pico de Tempestades (3290 m), conocido también como pico de las Tormentas o de Tempestats. Esta agreste cima, situada cerca de la máxima altitud pirenaica, el Aneto, fue bautizada por el gran pirineista Henry Russell cuando en la primera ascensión, realizada el 21 de agosto de 1877 con el gran guía Celestin Passet, fue acogido en la cima por un viento temporal.

Más originales son los dos pueblos llamados Trovoada (tronada) en Portugal o el lugar conocido como La Tormenta en Tragacete, Cuenca.

b. Viento

Vent (viento): vent funciona como radical para a una familia del mismo significado.

Aparece en una treintena de casos incluyendo los compuestos siguientes: Polígon industrial de Bufalvent, en Manresa (neotopónimo conservado por su originalidad),Serrat del Paravent(Castellar de n’Hug),Can Passavent (Santa Pau), Coll de Passavent(Baix Pallars)yTartallvent(Alins). La forma plural (vents) aparece en tres ocasiones. Ejemplo: els Quatre Vents, una casa en el Bruc.

Existe un caso curioso de pérdida de complejidad meteorológica de un topónimo merced a una decisión oficial: por resolución de la Secció Filològica del Institut d’Estudis Catalans de 1 de julio de 1994 la cima de 2731 m, situada entre las comarcas de Conflent y Vallespir (Rosselló) conocido anteriormente como Puig de Tretzevents (trecevientos) pasó a llamarse Puig de Tres Vents, perdiendo de ese modo 10 vientos, quizás advectados por ellos mismos.

Hay multitud de formas derivadas, que se enumeran a continuación indicando algunos ejemplos para los casos únicos: ventalló, ventaiol/ventatjol (pl. ventaiols. Can Ventaiols en Òdena). (fem.: ventaiola/ventajola. fem. pl: ventalloles (Les Ventalloles, lugar en el término de Verdú), ventolà, ventolra, ventolau, ventolada (La Ventolada, cima en Lladurs), ventanell (Ventanell, casa en La Llacuna), ventastre (Torrent de Ventastre en el Alt Urgell), ventalles, ventós (fem. ventosa, fem. pl. ventoses), que suman otra treintena. Una posible interpretación de Ventalló es como derivado de ventall, abanico. Otras interpretaciones lo hacen provenir bien de un antropónimo latino (Ventilius) bien de uno árabe, igual que a para ventaiol o ventajol.

Unos dudosos derivados son ventador y el plural ventadors, que aparecen únicamente en dos casos: El Ventador, pequeña cima en el municipio de Sant Climent Sescebes y Los Ventadors, pequeño cordal en la sierra de Montsant. Ventador proviene del verbo ventar, hacer viento artificialmente o someter a la acción del viento. En agricultura ventar es trillar, separar el grano de la paja mediante el viento o mediante la máquina llamada ventadora limpiar el grano de sus impurezas. Sea cual fuere la interpretación exacta de estos topónimos parece que su relación con el viento existe.

Figura 7. Camino de la Peña de las Once. Prepirineo de Huesca.

Además de los términos derivados a partir del radical vent hay un conjunto de topónimos basados en los nombres propios de algunos vientos, en los diferentes tipos de viento o en algún otro tipo de fenómeno o característica natural. Respecto a los que incluyen aparentemente nombres propios de vientos se debe señalar que aparece una incertidumbre en su interpretación, ya que el topónimo puede hacer referencia tanto al viento propiamente dicho (topónimo meteorológico) como a la posición relativa del lugar respecto a una referencia (topónimo astronómico-cartográfico). Por ejemplo, la conocida Serra de Tramuntana, en Mallorca, tanto puede hacer referencia al viento de componente norte como a la posición septentrional de la sierra en el conjunto de la isla.

Bufador (Sopladero): En general, es un lugar donde suele soplar el viento. En el ámbito de la geomorfología se trata de un agujero, grieta, etc. por donde sale una corriente de aire, especialmente el agujero que conecta con una cavidad subterránea. Más concretamente, en la morfología litoral es un  agujero en las rocas cercanas al mar por donde sale aire o las salpicaduras de agua impulsados por las olas a manera de géisers. Estas definiciones incluyen tanto aspectos meteorológicos propiamente dichos como de carácter natural en los que está involucrado el movimiento del aire a microescala. Han aparecido 2 casos en la forma singular: el topónimo costero (nisológico) Cala Bufador, en la Ametlla de Mar, y el Bufador, un lugar en la Pobla de Montornès. La forma plural (bufadors) aparece 6 veces, tres de ellas en un grupo cerca de Cadaquès. Como ejemplo, la poco accesible Serra de Bufadors en el Ripollés.

La portilla llamada El Venteadero, en la sierra de Gredos, a más de 2000 m de altitud, fue visitada nada menos que por Unámuno en 1911, convirtiéndose así en uno de los primeros personajes conocidos que lo hicieron.

Cerç: Es un viento fuerte y frío del noroeste, acompañado generalmente de cielos despejados. Es una denominación más frecuente en el sur y occidente de Cataluña. En el extremo sur corresponde al mestral, prolongación hacia el mar del cierzo del valle del Ebro. Se ha encontrado en Catalunya (1:50000) un único caso: Cerç, una edificación en el municipio de Sant Martí Sarroca.

Hay unos Montes del Cierzo al noroeste de Tudela (Navarra) que dan nombre a un polígono industrial, un parque solar, un parque eólico, etc. Sin duda el fuerte viento del noroeste, los cielos despejados y el aire limpio son habituales en la ribera tudelana. En el municipio cordobés de Iznájar se encuentra el diseminado llamado Cierzos y Cabreras.

Serè: Es un viento del noroeste o de poniente, seco y generalmente moderado o fuerte. Es un término propio de la Catalunya meridional y frecuentemente es sinónimo de cerç. Otra acepción de esta palabra es la de cielo claro, sin nubes ni niebla, o incluso, figuradamente, un estado del tiempo libre de cualquier perturbación.

Figura 8. Subiendo al Tuc d'era Solana. Valle de Aran.

Se han localizado 4 casos, incluyendo el compuesto Tossal de Montserè en la Conca de Dalt.  En el término municipal de Montblanc hay el posible antropónimo, Plans d’en Serè. En es un artículo personal masculino de uso familiar, substituido en casi todo el dominio de habla catalana por el artículo el. Este caso no se trataría por lo tanto de un topónimo meteorológico.

La forma femenina, serena, se ha recogido en dos ocasiones, aunque aparece en más casos que se han descartado como topónimos meteorológicos. Se han conservado Vallserena y Plana Serena, que podrían estar asociados figuradamente a la calma del viento pero también a la ausencia de cualquier tipo de perturbación geográfica o social.

Brisa: 2 casos en un solo municipio, Serrabrisa, cima y lugar, en Aitona. Brisa tiene un significado asociado a la uva además del meteorológico.

Tramuntana: Viento del norte y sinónimo de norte como punto cardinal. Es bastante sorprendente haber encontrado un único topónimo con este término, dado el profundo impacto que este viento frío tiene en algunas comarcas del nordeste de Cataluña. Coll de Tramuntana, situado en el municipio de Forallac (Baix Empordà).

Garbí: Viento del sudoeste o sursudoeste. Se han encontrado 3 casos. Tanto el topónimo secundario Turó de la Punta de Garbí, en Calella como s'Estufador de Garbíen Sant Feliu de Guíxols, son casos asociados a la costa y muy probablemente a este importante viento para los hombres del mar. Estufador es un término geomorfológico que señala cada uno de los agujeros de las rocas de la costa formados por la acción erosiva diferencial del agua marina, al golpear las olas. Proviene del verbo estufar, ahuecar o esponjar.

Garbinet es el nombre de un barrio alicantino. El garbí en esa zona es cálido y seco, de carácter terral.

 

Llevant: Viento del este y punto cardinal. Se han encontrado 4 casos. Eje.: Turó de Llevant en Calella. El topónimo Obaga de llevanto en Alins, es un posible derivado, ya que llevantol es un viento suave de levante. Obaga es sinónimo de aubaga, lugar umbrío.

Figura 9. Pico de Alba (la Duquesa). Pirineo de Huesca.

Ponent: Viento del oeste y punto cardinal. 3 casos. Ej.: Serra de Ponent, en Granollers.

Aire: Aire como sinónimo de viento o no. Aparecen los términos aire (4 casos) y los compuestos bonaire (junto o separado) (8 casos), malaire (1 solo caso: Can Malaire en Sant Feliu de Buixalleu) y Bellaire. Estos topónimos se situarían en un grupo que algunos autores han calificado de “topónimos afectivos”. En La forma plural: aires, aparece en 3 casos. Ej.: Pla dels Aires en Alguaire.

Todos Aires, en Córdoba, sugiere una exposición a todos los rumbos y Veletas en Jaén, a su observación y registro, aunque esta interpretación responder seguramente a lo que se conoce como etimología popular. La pequeña isla del Aire, de 34 hectáreas, al sur de Menorca, es el único hábitat de la lagartija negra endémica, que parece encontrarse cómoda bajo la frecuente tramontana.

Calma: 5 casos. Ej.: La Calma (3 casos). Podría hacer referencia a la calma del viento o a otra acepción de la palabra que es altiplano en zona de cumbres sin bosque. En la mayoría de los casos analizados sería esta segunda acepción la más probable. Aparece el derivado Coll Sacalma, forma reduplicada de Sa Calma, en Albanyà. Sa es el artículo definido femenino propio del habla salada.

Barrufa: Hay una familia de términos meteorológicos en catalán que hacen referencia a la combinación básica de nieve más viento, sea en la forma de nevada con viento, de nieve levantada por el viento y transportada y de nieve que precipita, llevada por el viento, en una zona relativamente alejada en la que no hay nubosidad. Además la nieve en suspensión tiende a reducir la visibilidad horizontal, a veces de forma notable. Hay una cierta confusión en cuanto a definición entre todos ellos y parece que barrufa o borrufa serían formas regresivas de rufaga (ventisca), proveniente de la versión pirenaica de ràfega (racha), y su significado se acercaría más al de nevada con viento que al de nieve levantada y transportada por el viento. Se ha identificado un único caso: Can Barrufa en Montagut i Oix, en la comarca pirenaica de la Garrotxa.

Figura 10. Pla de la Calma. Cerdanya francesa. Pirineo Oriental.

Valldoreix: El nombre de este núcleo de población cercano a Barcelona es la aglutinación de Vall y Oreig (viento suave), aunque otro posible origen es un antropónimo latino (Aurexius).

Les Cabòries: El nombre de este núcleo de población en el término municipal de Avinyonet del Penedés tiene diversas interpretaciones: De cava en el sentido de agujero y de bòreas, viento del norte. Por tanto, en conjunto, agujero (o collado) de la tramontana. Otra interpretación: de cap y boira, lugar donde se forma la niebla.

·     Nubosidad y precipitaciones

Se han encontrado muy pocos topónimos en los que se haga referencia a algún tipo de precipitación atmosférica. Cuando se trata con nombres de lugar del tipo “sierra Seca” la primera cuestión que surge es establecer si el adjetivo nace como consecuencia de un determinado valor de la precipitación media anual, percibido subjetivamente por los habitantes de la zona, o a partir de la observación de una determinada extensión de la cobertura vegetal del suelo o de unas determinadas condiciones hidrológicas. El primer caso sería un verdadero topónimo meteorológico, el segundo estaría basado en la vegetación y el tercero sería un hidrónimo. Como es sabido, la cantidad y tipo de vegetación y el número y caudal de los cursos de agua superficiales no dependen exclusivamente de la precipitación anual.

Figura 11. Subiendo al pico de Tempestades. Pirineo de Huesca.

Otros topónimos como la granadina sierra Nevada sugieren más claramente que su origen es la presencia frecuente de nieve en el suelo, hecho de fácil observación desde la ciudad de La Alhambra y el Generalife. Se trataría de un topónimo nivológico más que meteorológico.

Las anteriores reflexiones nos han llevado a descartar algunos topónimos bajo la hipótesis de que es más fácil que la población perciba los aspectos comentados de cobertura vegetal, nivosa y red fluvial superficial que no el régimen nivopluviométrico de una zona determinada.

Los topónimos encontrados que hacen referencia a la nubosidad son el Puig Neulós    ((1257 m), cima de la sierra de les Alberes, en el extremo oriental del Pirineo. Neulós es un adjetivo sinónimo de boirós (neblinoso). Torreneules (2711 m), cima en el valle pirenaico de Ribes, sería un topónimo compuesto de torre (en el sentido de montaña elevada) y neules, de la misma familia que neulós. También hay el Coll de les Boires (de las nieblas), en el término municipal de Molló, en el Pirineo Oriental.

Brufada: Este término, de origen balear, hace referencia a las “nieblas” que se forman en la cima de las montañas y que finalmente producen lluvia o granizo. Los topónimos Serra de Bruganya y su asociado Sant Martí de Brufaganya (ermita) podrían derivar de brufada.

En la ribera del río Tinto, en la Tierra Llana de Huelva, entre la ciudad de este nombre y Sevilla, se sitúa el monumental pueblo de Niebla que llegó a ser, después de ser reconquistada por Alfonso X, capital de su propio condado. Villanubla, en Valladolid, sugiere también abundante nubosidad o frecuente visibilidad reducida. Una leyenda asocia el nombre de la población a la desorientación y pérdida a causa de la niebla que sufrió el rey Juan II de Castilla (1405-1454) durante una cacería por los cercanos Montes Torozos y a su salvación al llegar al Convento de los Ángeles.    

Neu (nieve): 4 casos. Tres de ellos se concentran entorno del topónimo compuesto Valldaneu en Sant Martí de Centelles. De hecho se han localizado en cartografía de escala mayor algunos más entorno este mismo topónimo como Can Valldeneu o Camps de Valldeneu no incluidos a escala 1:50000. La forma plural, neus, aparece en un único caso: Mare de Déu de les Neus en el Alt Àneu, camino del Port de la Bonaigua. Se trata aquí de un hagiónimo o hagiotopónimo muy popular en España (Virgen de las Nieves) y otros lugares de Europa y su vinculación a la meteorología es difusa.

Sin duda se debe nombrar en el grupo de las precipitaciones, en este caso “ocultas”, a la aldea de El Rocío, en la que se encuentra el famosísimo Santuario de Nuestra Señora del Rocío, lugar clave de la religiosidad andaluza, encrucijada entre Sevilla, Huelva y Cádiz.

Continuará

Esta entrada se publicó en Reportajes en 31 Ago 2012 por Francisco Martín León