Un hombre del tiempo llamado Vivaldi

Diario Público - Nadie reflejó mejor el sopor del verano mediterráneo, con el sol pesando como una losa y aliviado a la tarde por una repentina tormenta

Figura 1.- Retrato de Antonio Vivaldi pintado por François de la Cave en 1723.
Figura 1.- Retrato de Antonio Vivaldi pintado por François de la Cave en 1723.

Nadie reflejó mejor el sopor del verano mediterráneo, con el sol pesando como una losa y aliviado a la tarde por una repentina tormenta, que Antonio Vivaldi en su Concierto nº 2 en sol menor, Verano, de Las cuatro estaciones. En el primer movimiento, las notas van aumentando en rapidez para anunciar que la tormenta se va acercando para, ya en el tercero, estallar en una serie de truenos y relámpagos. Pero el compositor italiano sólo fue el primero de una larga lista de músicos que han usado sus obras como testigos del tiempo, unas veces para describir un paisaje y las más como metáfora de las emociones humanas.

Una física, Karen Aplin, de la Universidad de Oxford y un meteorólogo, Paul Williams, de la Universidad de Reading, han estudiado una buena colección de música clásica desde el Barroco para medir la influencia del tiempo en los compositores. Sostienen que, a diferencia de otras artes como la pintura y la literatura, la música tiene un poder de evocación de los fenómenos meteorológicos que supera a la literalidad de los cuadros y los libros. Dice Aplin: “Como todos los amantes de la música saben, la sugerencia de una tormenta distante de un redoble de tambor puede ser tan evocadora como el cielo representado por Constable o Monet”.

Los investigadores, apasionados de la música clásica, han comprobado que, salvo el genio de Vivaldi, la música del Barroco apenas se dejó influir por el tiempo. Hay varias posibles explicaciones que barajan. Una podría ser que los compositores del XVI y del XVII estuvieran más impresionados por las obras humanas de la época, como las catedrales y palacios, que por la naturaleza. El estudio apunta dos argumentos más. Por un lado, aquella fue una época de orquestas de cámara, formadas por reducidas secciones de instrumentos de cuerda, lo que limitaba la expresión o imitación de sonidos no musicales. La otra acusaría a la pequeña glaciación que se produjo entonces, dando lugar a un frío, estable y poco inspirador clima, cuentan en su trabajo publicado en Weather, una revista de la Royal Meteorological Society.

Eso explicaría que la variabilidad meteorológica es lo que mueve y conmueve a los compositores. Con diferencia, el fenómeno más representado en las obras son las tormentas. Los truenos, los relámpagos, los aguaceros son evocados con diferentes instrumentos, tonos y distribución de las notas en la partitura. Incluso llegan a diferenciar entre frentes tormentosos (caracterizados por fuertes vientos e intensas lluvias) y tormentas convectivas (las que vienen cargadas de abundante aparato eléctrico). El segundo meteoro más recurrente es el viento. Gracias a su amplio abanico de posibilidades, desde una suave brisa a un vendaval, los compositores consiguen recrear diferentes caracteres.

“La representación de las tormentas es más fácil, pero representar el sol y la nieve es mucho más difícil”, explica el meteorólogo Williams. “Una forma de hacerlo es utilizar un tono alto en la composición, porque la mayoría de las tormentas son en tonos bajos” añade. Y si eso no basta, se especifica en el título de la obra, como hace Prokofiev en su suite El sargento Kijé. Su cuarto movimiento, Troika, se refiere a un tipo de trineo popular en Rusia y con el que consigue traer a la mente la imagen de un paisaje nevado.

Figura 2.- Portada de un disco de RCA
Figura 2.- Portada de un disco de RCA que incluye la suite El Sargento Kijé de Prokofiev, a la que hace referencia el texto.

Esta obra de Prokofiev es, junto a Las cuatro estaciones, de las pocas que usan la música para describir un paisaje climático. La mayoría de las composiciones con referencias meteorológicas recurren al tiempo que hace fuera para expresar emociones interiores. “Con frecuencia, el tiempo es una metáfora de las turbulencias en las emociones. La ópera de Berlioz Los troyanos contiene un buen ejemplo, en la que dos amantes entran en una cueva para refugiarse de la lluvia; la tormenta es una metáfora de su confusión emocional”, explica Williams.

Los autores del estudio llegan a la conclusión de que los compositores se ven influenciados por el clima que les ha tocado vivir. “Como corresponde al estereotipo, los británicos parecen desproporcionadamente dispuestos a representar los patrones climáticos variables y la tormentosa costa de Reino Unido”. Por su parte, los autores centroeuropeos, entre los que destaca Richard Strauss, apostaban más por ilustrar tormentas convectivas.

Esta entrada se publicó en Noticias en 09 Nov 2011 por Francisco Martín León